Si bien en muchas empresas todavía se considera que la función principal del Directorio debe estar centrada en monitorear al CEO y a la alta gerencia, la evidencia de los últimos años muestra que este no es un rol suficiente para garantizar su efectividad. Por el contrario, los Directorios que se focalizan en esta tarea no están profundizando lo suficiente en las funciones que deberían ser prioritarias.
En realidad, las expectativas y responsabilidades de los Directorios se han incrementado en el mundo de hoy, por lo que actualmente se espera que sean guardianes de los intereses, no solo de los accionistas, sino también de los diversos grupos de interés (clientes, colaboradores, proveedores, financiadores, entre otros) y que se aseguren de que las decisiones que se toman generen valor sostenible para la empresa.
En ese sentido, en la medida que los Directorios son un órgano activo de gobierno, sus miembros deben comprender en profundidad a la empresa, su contexto y sus complejidades. Es así que el liderazgo del Directorio implica entender que entre las funciones que deben ser consideradas como críticas, están las referidas a la definición de la estrategia y la identificación y monitoreo de los riesgos.
Con respecto a la estrategia, aun cuando la implementación de la misma es labor del CEO y el equipo de la Alta Gerencia; el Directorio debe trabajar de manera coordinada con la administración a fin de entender, debatir y, finalmente, aprobar la estrategia. Por otra parte, además de definir el apetito de riesgos, es obligación del Directorio prever diversos escenarios, incluso los más inesperados, y proyectarse a futuro, a fin de identificar los potenciales riesgos que puedan surgir, anticipándose a las peores situaciones.
Estas responsabilidades van más allá de poner un sello formal de aprobación a los planes estratégicos y a la política de gestión de riesgos. Además, un elemento sustancial de este marco es la colaboración positiva entre el Directorio y el equipo de alta dirección. El Directorio debe apoyar y trabajar con el CEO, y no simplemente quedarse en la tarea de monitorear al ejecutivo principal de la organización.